jueves, 23 de septiembre de 2010

El primer partido de liga vale como el último.

Siii, al fin comenzaron los campeonatos. Ya estábamos cansados de tanta pretemporada y partidos amistosos, ahora a jugar de verdad. Recién empieza todo y parece que está tan lejos el final del campeonato que algunos se toman los primeros partidos con una mentalización “a medio gas”: total, recién empieza el campeonato; todavía nos falta ritmo; el grupo se esta formando; etc. Formas de pensar que están cayendo peligrosamente al conformismo, y que deben ser atajadas a tiempo antes que sea tarde… al final del campeonato.
La gota que derrama el vaso… Es de las expresiones más usadas en el mundo y que tiene un sin fin de aplicaciones en la vida. Es que casi todo lo que nos pasa en la vida, nos ocurre como consecuencia de haber dejado pasar situaciones que no creíamos importantes, hasta que un día pasa algo y todo cobra una importancia tremenda.
Siempre recordamos y maldecimos el día que eso pasa, pero rara vez nos ponemos a pensar en la historia que tiene este desgraciado presente. Sólo recordamos la gota que derrama el vaso y como ésta caía en él, pero nadie se para a pensar que si el vaso no hubiese estado lleno, la gota no lo hubiese derramado.
En los campeonatos de liga es igual. Un equipo no llega al último partido a decidir si es campeón o desciende de categoría (la gota), es el resultado de todo un año (el vaso). Los 3 puntos que no se ganan el primer partido de liga, pueden ser los que falten al final del año para celebrar o llorar. Esto es lo que muchos entrenadores y jugadores con experiencia saben, y tienen que hacer que esta idea sea claramente comprendida por cada integrante del equipo. Si todos están concientes de ello, la entrega será máxima y puede que al final de la liga no necesite un partido épico.
Las excusas que se puedan poner en los primeros partidos ante un mal resultado, puede que no duelan tanto como las excusas del último. Pero una cosa si es segura, las excusas son las palabras de los perdedores.

martes, 14 de septiembre de 2010

Los partidos "amistosos".

El partido amistoso en fútbol, no quiere decir que los participantes no se juegan nada. Generalmente hay mucho más en juego de lo que la palabra “amistoso” sugiere. Mucha gente cree o confunde un partido amistoso con un partido homenaje o con fines benéficos. En éstos últimos si que es difícil ver competencia ya que los actores del espectáculo tienen como cometido otros fines que trascienden a la victoria de su equipo. Cuando hablamos de amistoso siempre hay algo en juego y el espíritu competitivo esta presente.
En un partido amistoso de pretemporada de un equipo es donde los jugadores tienen la oportunidad de demostrarle al entrenador que merecen ser titulares o incluso, quedarse en el equipo. La pretemporada, como todos sabemos, es donde se perfila un equipo para el resto de la temporada, y son los cimientos en donde se va a construir el resto de la temporada. Es por eso que estos partidos suelen ser más intensos que los primeros partidos de la temporada, ya que cada jugador se esfuerza para dar el máximo. Es donde confluyen las competencias internas del equipo con la competencia contra el rival. Todos sabemos que, en el fondo, los que están en el banquillo viendo a sus compañeros jugar, no quieren que su rival en el puesto juegue “demasiado bien”. La lógica competencia interna hace desear a los jugadores “para sus adentros”, que el compañero no destaque demasiado para poder destacar en el equipo. Este es un sentimiento que a lo largo de la temporada rara vez aparece, pero es en la pretemporada donde alcanza su punto máximo.
Un equipo que gana un partido amistoso se ve reforzado psicológicamente como grupo y los jugadores van ganando confianza, principalmente los que más han destacado. En caso de perderlo, todo lo contrario. No voy a explicar aquí lo que significa irse a casa o entrenar al día siguiente luego de ganar o perder un partido… No importa que sea un amistoso verdad? Uno se siente bien cuando gana y mal cuando pierde.
El árbitro debe tener en cuenta estas situaciones, ya que muchas veces los partidos mas complicados son aquellos en que éstos se confían. Creerse que un amistoso no necesita tarjetas y adoptar una actitud conciliadora puede llevar a estos partidos a un verdadero problema. Si nos ponemos en la situación de partido amistoso que he expresado con anterioridad, el árbitro debe tomarse el partido como un partido oficial a fin de evitar problemas ante la alta competencia que este partido significa. Queda claro que a veces no es necesario, pero una vez que el tren ha pasado en muy difícil darle alcance, y dejar pasar algunas faltas puede convertir el partido en ingobernable.

En el caso de las selecciones nacionales es diferente en algunos aspectos. Para la FIFA los partidos amistosos de carácter oficial (fechas FIFA), influyen directamente en el desempeño del equipo en la clasificación mundial de la FIFA (Ranking FIFA). Este ranking, además de dar prestigio, es lo que en caso de clasificarse para una copa del mundo decide los cabezas de grupo.
En un amistoso de selecciones la competencia interna baja mucho en relación a los clubes. Para cualquier jugador es un orgullo ponerse la camiseta de su país, y para llegar a ello hay que jugar muy bien con el club al que pertenece y que el seleccionador se fije en él. El sólo hecho de ser seleccionado es un lujo al que sólo algunos han podido llegar en su vida como futbolista. No es lo mismo jugar por un club que jugar por un país… yo solo me lo imagino y me enloquezco. Como jugarías tu si entras al campo con la camiseta de tu país? Te importaría mucho si fuese un amistoso contra Malta? Claro que según que países, el fútbol se vive con mas o menos pasión. No voy a perder el tiempo en obviedades, pero cuando se habla de la historia o el sentimiento que un deporte representa para un país, la sangre corre diferente por los que defienden esa camiseta.
Básicamente en algunos países se puede pasar de comprender el fútbol de selecciones como un deporte de recreo, o entenderlo como la vía en donde se encuentran las más grandes alegrías y también las mayores tristezas. Y cuantas más personas de un país se identifican con ese sentimiento, con esa pasión, más fuerte es el significado de ponerse la camiseta de ese país. El jugador tiene la responsabilidad y sobretodo la posibilidad de hacer feliz a mucha gente… a todo su país!! Importa entonces que sea un amistoso?
Recientemente han jugado Argentina y España un amistoso en campo del primero. Más allá de lo que destacaron los periódicos deportivos, hablando de que Argentina se tomó el amistoso como una final y España no, no hay que dejar de decir que jugar contra Argentina de visita no es para cualquiera. Ahí ha perdido hasta el mejor Brasil, y cuando tienes un estadio entero a tu favor la motivación y el despliegue físico se multiplica aún más. No hay que olvidar tampoco que España es el último campeón del mundo y ahora es el equipo al que todo el mundo quiere ganar, lo que significa otra motivación extra para sus rivales. Esto pasa también en una liga, no es lo mismo la motivación que puede tener el Hércules para jugar contra un Barcelona o un Madrid, que la que puede tener contra un Almería por ejemplo. Es que todos los deportistas de élite dicen lo mismo, es más fácil llegar a ser el número 1 que mantenerse ahí.
En fin, en todos los partidos amistosos siempre hay algo en juego, sea la historia, la estadística, la victoria ante el rival, la victoria personal por conseguir quedarse en una plantilla, la alegría del grupo, la confianza psicológica de jugadores y de sus aficionados, etc. No hay victoria mala ni amistoso intrascendente, después de un partido siempre pasa algo.