lunes, 23 de agosto de 2010

Consecuencias del fútbol moderno en los jugadores (1ª parte)

Los laterales, los defensas centrales y los atacantes.

El fútbol desde sus comienzos hasta hoy en dia ha sufrido infinidad de cambios, desde sus reglas, la equitación de los jugadores, los balones, etc. Pero son las tácticas o estrategias, las que determinan como debe jugar un jugador en cada puesto y la condición física que necesita para cumplir con el objetivo que se le exige.
Al comienzo el fútbol era un deporte en el que se distinguía entre defensas y atacantes. Cada uno hacía exactamente lo que tenía que hacer y no se aventuraba en otras labores. El defensa defendía y el atacante atacaba, y casi no existían jugadores “mixtos” en estas facetas.
Poco a poco las tácticas fueron cambiando y obligando, primero a los defensas, a tener mas aptitudes atacantes. Comienzan a aparecer los laterales que suben como flechas al ataque, levantando centros a sus delanteros o incluso buscando portería desde fuera del área. Aquel Brasil del 70 fue uno de los hitos de este sistema que cambió la forma de ver el puesto de lateral. Ahora se ve al lateral como alguien capaz de sumarse al ataque de forma rápida y con gran capacidad de recuperación para bajar a defender. Esto también supone un entrenamiento mucho más exigente dada la cantidad de terreno de juego que tiene que cubrir a lo largo de un partido. Los laterales pasan a tener un cambio táctico que supone una exigencias técnicas así como otras de tipo atléticas.
Otro hito de la época fue el gran Franz Beckenbauer, que hizo ver al mundo que un central podía sumarse al ataque y ser bueno con el balón el los pies. Todavía hoy es difícil ver jugadores que tengan estas características, no me imagino lo que habrá sido Franz en su época! Al pensar en un central todos tenemos en mente un ROBOCOP de 1’90m que despeja, choca e intimida, y todavía hoy es el tipo de central que abunda en todas las ligas del mundo. Pocos son los que podemos salvar de la quema, hace tiempo ya que recuerdo un alemán Matthias Sammer (balón de oro en 1996), Lúcio (jugador del Inter.) y el mejor del mundo para mi Gerard Piqué. Un central capaz de regatear y definir en el área rival como un delantero de élite.
Contar en un equipo con centrales con manejo de balón y con capacidad de definición dentro del área rival, es un plus en el ataque del equipo que cuenta con más jugadores capaces de marcar un gol al rival. Sin embargo jugadores como Piqué son una rareza en el fútbol moderno, a pesar de que nadie duda de la ventaja que ello supone. Será que todavía se ve al central como un especialista en la defensa y la faceta del ataque es complementaria, por tanto mientras defienda no importa mucho. Si bien es cierto que hay muchas cosas en el fútbol que “se nacen” hay muchas otras que se entrenan, y es desde ahí donde se pueden obtener los futuros Piqué, desde las categorías de fútbol base.
A pesar de que esto no sea condición necesaria en un central, las tácticas del fútbol moderno le ponen un cerco difícil de franquear al típico ROBOCOP. Antes, y no hace mucho, era inimaginable un equipo sin un “9” delantero depredador del área preferentemente alto y fuerte. Un jugador que raramente saliera del área rival y que sólo tocaba el balón para intentar marcar, sin intentar regates porque normalmente no tenían la técnica necesaria. Éstos eran los objetivos de los ROBOCOP que por físico eran los únicos que podían intentar parar estos delanteros específicos, aunque de vez en cuando se encontraban con un Romário que les rompía los esquemas.
Pero como decía, las técnicas modernas están poniendo en extinción al “9”. Pocos quedan ya con estas características. Algunos de estos sobrevivientes son Van Nistelrooy, Mario Gómez, Filippo Insaghi, Nikola Zigic, Fernando Llorente y Zlatan Ibrahimovic. Tal vez éste último sea el que está sintiendo en carne propia este cambio, y se siente más perdido que un mimo en un entierro. Ibrahimovic es uno de los mejores del mundo como “9 tradicional”, pero en el fútbol de su equipo este puesto no existe y por eso lo está pagando. Otros en cambio se han ido adaptando como por ejemplo Drogba que con sus 1’89m se mueve por todo el frente de ataque, al igual que Diego Milito que ha dado una exhibición en la final de la copa de Europa.
El delantero moderno es ahora más rápido, más versátil y con más movimiento en todo el frente de ataque. Ya no está en el área esperando que le llegue el balón, ahora va a por él. Sale del área a tener contacto con el balón y obliga a los centrales a salir de la misma y cubrir espacios más grandes de terreno de juego, generando huecos para sus compañeros. Además, sus labores no son sólo ofensivas sino que tienen que emplearse en labores defensivas. En el fútbol moderno todos defienden activamente, porque son muchos los balones que un equipo recupera cuando un delantero presiona a la defensa, obligando a despejar y dividir el balón. Se exige a un delantero este sacrificio y ya es muy difícil que un jugador de ataque juegue en un equipo de élite sin esforzarse defensivamente.
Son cosas que poca gente ve y en las estadísticas no aparece, pero cuantos balones recuperaba el Madrid con las presiones de Zamorano o Raúl? Cuantos balones recupera el Inter o el Barcelona con las presiones de Eto’o o Messi? El sacrificio defensivo de Forlán o Villa son otras ejemplos de grandes recuperadores de balón para el equipo. Un trabajo extra que requiere una preparación física mucho más importante, ya que ahora el delantero esta en constante movimiento y no está sólo activo cuando su equipo tiene el balón.

(Ver segunda parte)

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