Esta semana en el partido de champions entre el Manchester U. y el Bayer M., se vio la trascendencia que puede tener una tarjeta amarilla tonta en un partido. El lateral derecho de ManU, el brasileño Rafael, pierde un balón a la altura del corner rival y le hace una zancadilla al rival, desde el suelo y sin ninguna posibilidad de recuperar el balón. En esa zona del campo no suponía ningún peligro para su equipo, pero tuvo esa reacción que le costó la tarjeta amarilla.
En la segunda parte, Ribery (Bayer) se escapa de su marcaje y corre con peligro hacia el área del ManU. Rafael lo coge del brazo instintivamente para cortar la jugada y le sacan la 2ª tarjeta amarilla con la consecuente expulsión. El ManU queda con 10 jugadores y el Bayer anota el gol que le da el pase a la semifinal de la champions.
La juventud o inexperiencia, el carácter del jugador… sea lo que sea Ferguson no pasará por alto la actuación de Rafael en este partido. No creo que le recrimine la acción de su 2ª tarjeta amarilla que cortó una peligrosa jugada rival, sino su 1ª tarjeta que fue de todo menos útil. Nunca se sabrá si Rafael tiene la culpa directa de la eliminación de su equipo, pero que duda cabe que fue un factor importante en el desenlace… además del golazo de Robben.
En un campeonato de liga la acumulación de tarjetas llevan a suspensiones, y muchas de ellas son inútiles. Las amarillas por protestar, sacarse la camiseta para celebrar un gol, son algunos ejemplos. Cada entrenador, capitán, jugador, debe tomar conciencia de ello y de lo importante que puede ser una tarjeta amarilla. Esta es parte del fútbol y esta ahí para usarla en caso de necesidad o en caso de que involuntariamente cometamos una falta. Es como un seguro que cada futbolista tiene y como tal, hay que usarlo con responsabilidad y en el momento apropiado.
Una tarjeta amarilla tiene muchas utilidades. Es un seguro que permite cosas como: cortar un ataque peligroso del rival; simular una falta que pueda dar beneficios a nuestro equipo (si cuela); hacer tiempo si la situación del partido lo requiere; tener una segunda oportunidad si por error se comete una entrada o una zancadilla temeraria al rival; encararse con un rival para provocarlo y sacarlo del partido esperando sacar beneficio de ello; y alguna otra que ahora se me escapa. Todas las demás circunstancias son las tarjetas “tontas” que pueden llevar a perjudicar al equipo, ya sea en un partido o en los siguientes al acumular varias tarjetas.
Los buenos jugadores son los que saben usar este aspecto del extrafútbol para su beneficio y no los que terminan perjudicando a su equipo.
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