Los penaltis son de esas cosas en el fútbol que para el aficionado, es bastante fácil. Pero son muchos los factores que inciden en la situación de lanzamiento de penalti. Casi todas recaen sobre el lanzador, ya que se asume como normal que un penalti acabe en gol. Esto libera de responsabilidad al portero y se la carga al lanzador.
El juego psicológico del fútbol (el extrafútbol) entra en escena. El lanzador es afectado por múltiples factores tales como, los ambientales, el público, la experiencia del portero y lo que el lanzador piensa de él, el desempeño del lanzador durante el partido hasta el momento del lanzamiento, la confianza que tienen sus compañeros y el entrenador, la presión del partido (lo que se juegue el equipo en ese partido), la experiencia del lanzador y el cansancio.
Los ambientales refieren al estado del campo. No es lo mismo chutar un penalti en un campo embarrado, en donde el lanzador tenga miedo de patinar en el momento del lanzamiento, que en otro en perfectas condiciones. Esa desconfianza puede llevar al error.
El público, en caso de haberlo, puede motivar y alentar al lanzador o todo lo contrario. Algunos equipos ubican astutamente a sus simpatizantes detrás la portería para distraer al lanzador rival. Es que todo lo que pase detrás de la portería puede distraer al lanzador y provocar el error. Como ejemplo esta la NBA. Cuando el rival lanza un personal, todo el público local detrás de la canasta, no para de hacer ruido, mover los brazos y hacer todo tipo de cosas para que el lanzador falle. En cambio cuando lanza el local, todo el mundo quieto y callado como en un entierro. Por eso que cuando el local lanza un penalti, lo mejor que puede hacer el público es apartarse de la portería en lugar de ponerse detrás.
La experiencia del portero y esa capacidad de adivinar la intención del lanzador, observando el lugar de la portería a donde se dirigen sus miradas. Buscar que el lanzador se ponga nervioso, demorando la ejecución con truco de extrafútbol como atarse el calzado por ejemplo. Todo tiempo que logre demorar es tiempo que puede poner nervioso al lanzador. Mirarle a los ojos de cerca, decirle cosas que lo saquen de su concentración. Como CESAR (portero del Valencia) le dijo a FORLÁN: “tíralo fuera”. Esa tontería hizo que Forlán tirara el penalti al centro de la portería, cosa que nunca hace! A lo mejor no tenía toda la seguridad necesaria para tirar como siempre. Tener un portero delante, que el lanzador reconoce como bueno, es más presión para el lanzador que sabe que tendrá que ajustar su tiro con el riesgo que ello conlleva.
Un lanzador al que el partido le esta saliendo redondo, tendrá mucha confianza a la hora de chutar un penalti. Pero si no está teniendo uno de sus mejores días, puede que el penalti sea una responsabilidad que no desee asumir. Al mismo tiempo, si no tiene compañeros que le estén discutiendo la posibilidad de tirarlo y con un entrenador que le apoye, puede que le sea más fácil. Nada peor que tener a varios compañeros discutiendo para tirar el penalti, o a un entrenador que elija a alguien que no este bien visto por el resto de los compañeros para esa responsabilidad. Por eso los penaltis hay que entrenarlos. Además le dará al entrenador una pista de quien puede tomar la responsabilidad según sea el momento. No es lo mismo tirar un penalti cuando ya se va ganando por 3 goles, que cuando va a decidir una eliminatoria.
Claro que el cansancio es un factor a tener en cuenta, pero lo considero mínimo. Es mi opinión, porque un jugador motivado y lleno de confianza patea un penalti con la cabeza si hace falta. El cansancio existe, pero en la mayoría de los casos es la cabeza que dice hasta donde se puede.
La fortaleza mental de un lanzador de penaltis es lo que hace la diferencia en un especialista.
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